¿Son los genes los que determinan la inteligencia? Una serie de expertos ha sostenido durante años que la inteligencia -medida por el coeficiente intelectual (CI)- es más que nada un elemento heredado, por lo que las desigualdades cognitivas están escritas en el ADN y el ambiente sólo puede "apuntalar" a los más talentosos y "empujar" a los que no lo son.
Sin embargo, un nuevo libro, publicado en marzo en Estados Unidos, plantea precisamente lo contrario. La provocadora tesis del sicólogo de la Universidad de Michigan, Richard Nisbett, en Intelligence and How to Get it: Why Schools and Culture Count es que los factores no hereditarios -o ambientales- son tanto o más importantes que los genéticos en la construcción de la inteligencia. Con estudios de neurocientíficos y genetistas, Nisbett da un paso más y rechaza la cifra de que entre un 75% y 85% del CI está escrito en los genes. A lo más, dice, alcanza a un 50%. Para sustentar esa cifra se basa en diversos estudios de CI realizados en gemelos, mellizos y hermanos que crecieron en diferentes familias adoptivas. Uno de los datos interesantes que entrega es que cuando un niño pobre es adoptado por una familia de clase media acomodada su CI aumenta entre 12 ó 16 puntos por la estimulación recibida.
Con la misma premisa el autor también desecha la tesis de que existen razas con mayor grado de inteligencia que otras, y argumenta que la diferencia existente en EE.UU. entre el CI de blancos y negros es meramente ambiental, así como el alto coeficiente intelectual que obtiene la raza judía.
UN HIJO TALENTOSO
Más allá del debate intelectual y de consignar que el CI mundial ha subido tres puntos por década en los últimos cien años, Nisbett dedica un capítulo completo a revelar claves que han sido científicamente demostradas que ayudan a educar a los niños para que sean más talentosos.
El libro entrega varios datos interesantes sobre cómo aumentar el CI de los niños, además de consignar la importancia de la estimulación y la conversación con ellos. El primero es que se ha demostrado con estudios de que las madres que realizan ejercicio durante el embarazo tienen hijos más grandes. Y las guaguas de mayor porte crecen más inteligentes que las más pequeñas, probablemente porque tienen un tamaño mayor de cerebro. Asimismo, las madres que amamantan a sus hijos durante nueve meses pueden aumentarle en seis puntos el CI, dice.
La otra relación interesante que consigna Nisbett es el nexo que existe entre el autocontrol y el CI en los niños. Varios experimentos han demostrado que los menores que exhiben mayor autocontrol desde pequeños, de adolescentes tienen mayor CI y rendimiento. Aunque se desconoce cómo se relaciona esa habilidad con el talento, el sicólogo insta a cultivarla en los niños.
